Algo de la adopción en China
En esta época de Covid-19 les voy a contar algo sobre adopciones en el país del pato pekin, el chow mein y el kung pao, (¡¡¡ que delicia !!!), la República Popular de China. Fue allá donde comenzó el brote que hoy nos tiene recogidos en casa, recordando lo básico y fundamental, la fragilidad del hombre, la importancia de la salud, entre muchas otras cosas.
En 1979, China1 emitió la Política del Único Hijo, según la cual, las familias chinas, como su nombre lo indica, solo podían tener un hijo. La motivación de dicha política fue controlar la natalidad y por ende reducir el crecimiento poblacional disminuyendo así la problemática social y ambiental del país. La política se hizo cumplir por más de 40 años a través del pago de subsidios e incentivos en empleos para los que la cumplieran, y esterilizaciones y abortos forzados, multas y sanciones para quienes la inobservaran. Se aplicó con mayor rigurosidad en zonas urbanas que en rurales, tuvo excepciones y se revisó varias veces hasta que se derogó en 2015.
Uno de los efectos colaterales de la citada política2 fue que el país se llenó de niños sin familia. Niños dejados en medios de transporte y hospitales se convirtieron en una problemática social dando paso a la explosión de adopciones internacionales de niños chinos, particularmente por personas de Francia, España, Canadá y Estados Unidos.
Las cifras de niños chinos que fueron adoptados en vigencia de la Política del Único Hijo son altísimas comparadas con los números colombianos. Ello no es raro si se tiene en cuenta que el país asiático cuenta con una población que nos supera en más de 13703 millones de habitantes. Por dar un ejemplo, en el año 2010 fueron dados en adopción 34.529 niños chinos. Ese número es cercano al total de niños dados en adopción en Colombia en toda la historia. En ese mismo año, Colombia dio en adopción -doméstica e internacional- a 3.058 niños, según cifras del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, ICBF.
China ha cambiado mucho en poco tiempo, y uno de sus grandes cambios fue que a partir del año 2013 la política del Único Hijo se flexibilizó y desde el 2015 las familias chinas están autorizadas a tener dos hijos sin importar su sexo, reduciendo así los casos de abandono. Pero no solo eso. China ha logrado varias cosas que han permitido que las instituciones establecidas para el cuidado de niños por el Estado y trámites de adopción tengan cada vez menos casos. Estas son algunas:
- La principal razón, que ya mencioné, tiene que ver con la abolición de la Política del Único Hijo que ha permitido a las familias tener hasta dos hijos, y por esto, muchos padres chinos no se ven abocados a dejarlos al cuidado del Estado.
- Los índices de mejoramiento de la calidad de vida de los chinos han aumentado, permitiendo que tengan una mayor capacidad para sostener las cargas familiares y en especial, las que se generan con los hijos.
- Los cuidados y el seguimiento durante la gestación se han incrementado, haciendo que los embarazos y nacimientos sean más exitosos y con menos complicaciones para madres y recién nacidos, y
- La percepción social sobre las discapacidades ha cambiado, por lo que son más las familias chinas que conservan a sus hijos en condición o situación de discapacidad y/o con necesidades especiales.4
Esa es la realidad China, muy distinta a nuestra forma de estado, organización política, sistema de gobierno, cultura y costumbres. Pero seguro que su experiencia milenaria nos deja enseñanzas, y en especial, nos muestra que sí es posible cambiar la situación y reducir los casos de niños en situación de amenaza o vulneración de derechos, lo que en consecuencia disminuye los casos de menores en condición de adoptabilidad y la adopción como mecanismo extremo y excepcional para restablecer los derechos de niños a tener una familia.
Nuestros retos son diferentes a los de China. La vivienda digna, la educación de calidad, la universalización de la seguridad social, la formalización laboral o medios reales de subsistencia son algunos de los frentes en los que debemos poner todo el empeño como país y sin duda se hacen esfuerzos. Pero si esa fuera la realidad, la adopción se convertiría en un asunto residual y último recurso para proveer una familia a un niño que no la tiene. Pues lo ideal es que los niños permanezcan en el seno de su familia, que sea quien los concibe y trae al mundo quien les de cuidado, amor y protección.
Sueño con que cada niño tenga un hogar, lleno de amor y cuidado, que le permita desarrollarse plenamente. Adoptando.
1 – La República Popular de China es un Estado socialista y su PIB per cápita es uno de los más altos del mundo. La economía china también ocupa uno de los primeros lugares en competitividad, inversión extranjera y paridad de poder adquisitivo, lo que contrasta con su bajo desempeño en el índice de libertad económica.
2 – Otros efectos fueron los abortos y muertes de niñas dada la preferencia de los chinos por niños varones
respecto de mujeres. Esto por cuanto la tradición familiar china refleja que los varones producen y proveen no solo a su familia nuclear, sino que, una vez se casan, su esposa e hijos van a vivir a casa de los padres del esposo/suegros/abuelos paternos, siendo el esposo/padre quien los mantiene y protege a todos. Los varones son como una pensión de jubilación para su familia mientras que las mujeres se irán de casa una vez contraigan matrimonio. Además de eso, también se dieron múltiples casos de personas sin identidad, salud o estudio pues nunca lograron ser reconocidas como ciudadanos chinos, a la luz de la Política del Único Hijo.
3 – Según datos del Fondo de Población de las Naciones Unidas para el año 2019, la población mundial es de
8000 millones de personas, de las cuales, China aporta casi el 20% con 1420 millones de chinos.
4 – Durante la Política de Único Hijo los chinos evitaban quedarse con niños con alguna discapacidad o
necesidad especial pues siendo su único hijo preferían un niño sano con expectativa de vida y mayores opciones de éxito. Al final, era ese hijo quien vería por ellos y los mantendría en su vejez.